El Pibe Dinamita baila cuarteto como los dioses, en cambio yo tengo rodillas torpes. Me gusta verlo enroscar los brazos y dar pasitos cortos mientras revolea la cabeza con los ojos casi cerrados. Entra en trance al primer repique, y a mi me encanta tratar de seguirlo. Tiene rituales sencillos. Cuando no baila, canta, y cuando no canta, duerme la siesta. Sabe cebar mate, pero lo toma dulce. Tiene pies chiquitos y usa zapatillas de lona, que casi siempre están sucias.
El Pibe Dinamita no habla mal de nadie, no grita y sabe cosas curiosas. Tiene una técnica para escupir formidable: compacto, rápido y preciso. Nunca vi algo así, si fuese un deporte olímpico sería el crack de los escupitajos.
No le gustan las cosas nuevas, y los días hábiles siempre tiene sueño. Hace mucho que no lo veo bailar, y eso, la verdad, es una lástima.
